Mañalich fiscaliza nueva Ley de Fármacos y llama a farmacias a terminar con prácticas ilegales
SANTIAGO.- Un llamado a las cadenas de farmacias para reestructurar en el corto plazo la forma en que incentivan la venta de medicamentos, hizo hoy el ministro de Salud, Jaime Mañalich, al fiscalizar la aplicación de la nueva Ley de Fármacos que entró en vigencia el pasado viernes. Esto con el fin de terminar con prácticas ilegales como la denominada «canela».
Tras inspeccionar el funcionamiento de una farmacia de la calle San Antonio, en Santiago, donde fue acompañado por el director del Servicio Nacional del Consumidor, Juan José Ossa, el secretario de Estado recordó a las cadenas las nuevas obligaciones que les manda la ley, como la exhibición del costo de los medicamentos en sus envases para que pueden compararse precios.
«Estamos fiscalizando que ley esté entrando en funcionamiento. A partir de su promulgación, cada medicamento debe tener incluido el precio que cuesta esa caja en el envase de manera que las personas puedan comparar con otro. También hemos verificado la disponibilidad de medicamentos que cumplan con el carácter de bioequivalente», señaló Mañalich.
En esa línea, la autoridad sanitaria enfatizó que «hoy nos acercamos a 350 fármacos certificados como tales, y le ley señala que las farmacias tienen que disponer de stock para que no ocurra lo del pasado, que sabiendo que podía optar la persona a un fármaco más barato no podía contar con él o se le negaba».
Respecto de plazos, Mañalich recordó que «en pocos meses más estas farmacias tendrán que realizar renovaciones de infraestructura de manera que los medicamentos que no requieran receta, sean expuestos en góndolas con su precio marcado para que se pueda acceder directamente a ellos».
Por último, el ministro también dijo que «las farmacias deben reestructurar (la forma en que se pagan) las remuneraciones de los dependientes para que deje de existir el incentivo llamado ‘canela’ y se deje de entregar medicamentos de una sola marca o de un tipo sobre otro, lo que estaba estructurado para incrementar las ganancias de las farmacias que pagaban los propios consumidores».